Octava victoria en fase regular liguera que nos sitúa en lo más alto de la tabla clasificatoria. Jugando en la capital de Cantabria ante la escuadra morada de Nacho Marín sumamos un triunfo en un feudo fetiche, el pabellón de Sagardia (53-62). Con ausencias importantes, el bloque demostró la fuerza de un equipo que lleva toda la temporada rayando a un extraordinario nivel. Esta semana afrontamos un nuevo duelo clave para el pase directo para la Final Four ante el CBT Torrelavega.
El pasado sábado nos enfrentábamos por cuarta vez al segundo equipo júnior de Cantbasket, un conjunto que siempre nos ha ofrecido partidos duros, y este no iba a ser una excepción, a pesar de su difícil situación en la clasificación. La dificultad del partido iba a ser evidente, sobre todo con las bajas en nuestro juego interior de Esteban Reinares y Daniel Campuzano.
Como preveíamos, el rival comenzaba muy metido en el encuentro, y trazando muchos bloqueos indirectos que no supimos defender anotaban con cierta fluidez, lo que unido a nuestra mala selección de tiro les daría la primera ventaja. Con una mayor presencia de segundas ayudas podríamos haber minimizado los daños, pero por desgracia eso no ocurrió, así que ese primer cuarto terminaría con un 18 – 7 para el equipo morado.
Tras la reanudación supimos reaccionar, y la verticalidad y agresividad de Mario Ranero atacando el aro rival nos ofreció tiros más claros, así como la inconmensurable lucha bajo los tableros de un sorprendente Mario Abad, que no dudó en atacar el rebote ofensivo, obteniendo varias segundas oportunidades tanto para él mismo como para sus compañeros, y anotaría 14 puntos en el cuarto. Willy Gozalo y Jesús Molino también se fajaron realmente bien en la zona, teniendo que batirse el cobre frente a jugadores notablemente más altos. Así, logramos igualar el marcador e irnos al descanso tan solo 1 abajo: 28 – 27.
Al regreso del vestuario, en la segunda mitad, el partido fue definitivamente nuestro. Nuestro ataque con todos los jugadores abiertos dejaba las puertas de la canasta de par en par para Ranero, Molino y sobre todo Pablo Erquicia, que tras estar inédito en la primera parte por problemas de faltas manejó el partido a su antojo en esta segunda parte.
Esos problemas de faltas se trasladaron a nuestro rival, que veía como eran eliminados nada menos que 5 de sus jugadores, jugando los últimos 3 minutos con solo 4 en cancha. Un final de trámite para un partido que costó más de lo que podría parecer, y donde el trabajo de conjunto fue ejemplar para que no se hicieran notar las ausencias.