En el poderoso grupo Especial, Cantabria volverá a apelar a la épica para seguir haciendo historia y lograr de nuevo una soñada permanencia. Dos de los nuestros- Martín Lucas y Mario Solórzano- serán piezas claves dentro del combinado cántabro. Encuadrados junto a Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Extremadura, en el Grupo A, competir con lo más granado del panorama nacional solo está al alcance de los elegidos. ¡¡Mucha Suerte!!
Una lástima que en el último corte se cayesen dos jugadores pasistas: Roberto Conde y Santiago Díaz que han dado el 100% de su trabajo, implicación y entrega por ganarse un billete a Huelva. Para Santi se repite la historia de hace dos años quedándose fuera apenas un mes antes de la competición. La joven promesa no lo ha dudado, ha superado el contratiempo y sigue entrenando a tope para dar el máximo de su rendimiento. Actitud y talento con una eterna sonrisa.
Roberto será el indiscutible líder de la generación 2002 al alcanzar un grado de madurez superlativo con su llegada a la Escuela Municipal de Piélagos. Integrado plenamente en el combinado junior, su determinación por seguir alcanzando metas le convierten en un referente y uno de los jugadores más queridos del grupo. Ha luchado por una plaza como exterior de primer año, la próxima temporada certificará su presencia.
Martín Lucas es el jugador total que puede ocupar cualquiera de las pociones exteriores e incluso competir como interior con amplio margen ofensivo. Es un jugador con un gran talento físico y agilidad, con una facilidad anotadora increíble cimentada en sus extraordinarias condiciones atléticas. Esta temporada, más maduro y concentrado está sabiendo leer cada mejor las situaciones de ventaja que obtiene gracias a sus recursos. Sin duda, uno de los líderes del vestuario pasista gozará de un peso específico en la lucha por la permanencia en el Grupo Especial.
Mario Solórzano es el prototipo playmaker que maravilla al seguidor de este deporte. Su talento le permite desplegar el tempo adecuado para cada momento del partido, controlando el ritmo del mismo a su antojo, y ese es un arma que tan sólo poseen los privilegiados. Facilidad innata para superar en uno contra uno -tiene destreza para penetrar ante grandes pivots- y es un exquisito lanzamiento de larga distancia. Inteligencia, calidad y un físico en desarrollo constante que le convierten en un referente indiscutible de la generación 2001.